
El Barrio Nuevo
La historia del conocido como Barrio Nuevo refleja como el pueblo fue creciendo y transformándose entre finales del siglo XIX y principios del XX, pasando de ser un enclave agrícola a convertirse en un espacio de expansión residencial.
Por un lado, la carretera de Mislata a Real de Montroy abrió nuevas rutas comerciales y facilitó el tránsito hacia los pueblos vecinos, aunque más tarde quedara mutilada por el Plan Sur. La construcción de villas y chalets en la zona atrajo a familias burguesas de la capital en busca de retiro en plena huerta.
Entre la modernidad de las nuevas vías, la llegada del tranvía y los desafíos de la seguridad ferroviaria, Mislata vivió un proceso de cambio que marcaría definitivamente su identidad urbana.
La Carretera de Mislata a Real de Montroy.
A finales del siglo XIX se construyó una vía que cambiaría Mislata: la carretera hacia Real de Montroy, conocida popularmente como la Carretera de Torrent. Esta nueva conexión abrió un paso directo desde Valéncia hacia los pueblos de la Ribera y de la sierra, atravesando las fértiles huertas de Mislata.

Su trazado era recto y práctico, pensado para el transporte de mercancías, sobre todo productos agrícolas como vino, aceite y arroz, que abastecían tanto a Valéncia como a los mercados de los pueblos cercanos. En los márgenes crecían olivos que no solo embellecían el camino, sino que también protegían la carretera de la erosión.
Con el paso del tiempo, esta carretera se convirtió en un eje esencial de comunicación. En 1885, con la llegada de la línea de tranvía Valéncia-Torrent, y más tarde con la electrificación en 1900, el tráfico aumentó, integrando a Mislata en la red comercial y social de la comarca.
Sin embargo, el Plan Sur de Valéncia, ya en el siglo XX, supuso un cambio drástico: la construcción del nuevo cauce del Turia mutiló la carretera y cortó su continuidad, separando a Mislata de parte de sus tierras y de los pueblos del sur. Lo que antes era un paseo cotidiano hasta el pueblo vecino de Xirivella quedó interrumpido, y la Carretera de Torrent desapareció como tal, transformándose en la actual avenida Blasco Ibáñez, hoy una de las principales arterias de Mislata.

Las Villas de Mislata
La construcción de la carretera atrajo también una nueva sociedad. Desde finales del siglo XIX, familias acomodadas de Valéncia empezaron a levantar chalets con huerto y jardín en las afueras de Mislata a lo largo de la Carretera de Torrent. Eran conocidos como villas o incluso como "hotelitos", y representaban un estilo de vida distinto al del casco urbano.
Para los burgueses de la capital, Mislata era un refugio cercano, un lugar donde disfrutar del aire libre y del ambiente agrícola sin renunciar a la proximidad de la ciudad. Allí se levantaron residencias como la "Villa San Joaquín", "Villa Carmen", "l'Hort del Cónsul" o "Huerto del General Carsí", que pronto se convirtieron en referentes de prestigio.
Con el paso de las décadas, especialmente tras los años 40, el número de estas viviendas aumentó tanto que dio lugar a un nuevo barrio residencial, conocido popularmente como el Barrio Nuevo o la Ciudad de los Payasos, ya que muchas familias del circo eligieron asentarse allí.
En 1931, diario Las Provincias anunciaba la construcción de nuevos chalets en Mislata a cargo del constructor Telésforo Sáez, a un precio de 7.000 pesetas cada uno. Eran casas de dos alturas, algunas con patio o jardín trasero, que en ocasiones también servían de corrales.
Algunas de estas villas se convirtieron en referentes sociales y culturales:
L'Hort del Cónsul:
Debe su nombre a Juan Inocencio de Llano y López del Castillo, cónsul de Venezuela en Valéncia. Su finca situada en la actual Blasco Ibáñez, contaba con un extenso "huerto" cerrado y una portada barroca añadida después por la familia Verges. Fue uno de los primeros en consolidarse en Mislata, y destacaba por sus amplias dimensiones y su relación con la modernidad: sus propietarios eran apasionados de las bicicletas y los automóviles.

L'Hort de Carsí:
En la confluencia de Gregorio Gea y Blasco Ibáñez se levanta el chalet del General Vicente Carsí Núñez Castello, militar valenciano condecorado en las guerras de Cuba y Filipinas. La finca, con jardines y arbolado, llegó a albergar un colegio de párvulos y fue recordada durante décadas por su prestigio. Después pasó a la familia Zacarés, que mantuvo vivo su recuerdo como un espacio familiar y social de gran importancia.

Villa Carmen:
Construida en 1915 por Ramón Ruiz Codoñer y Carmen Tormo Jorge, Villa Carmen se inauguró en 1919 como casa de recreo. Con una amplia fachada, jardín y espacios agrícolas, se convirtió en lugar de veraneo de familias valencianas. Estuvo vinculada a varios episodios históricos locales, incluido un accidente ferroviario cercano, y durante los años 60 llegó a tener incluso una pista de baile que la convirtió en punto de encuentro social.
L'Hort San Joaquín:
Situado junto a la acequia de Mislata y la vía del tren de Llíria, el Huerto San Joaquín contaba con más de 20 hanegadas de huerta fértil. Pertenecía a la familia Vallterra y se mantuvo durante generaciones como finca agrícola y de recreo. A mediados del siglo XX fue uno de los enclaves más recordados por su proximidad a los trágicos accidentes del tranvía en 1952, que marcaron la memoria local.

Además de estas grandes villas, la Carretera de Torrent y Gregorio Gea se llenaron de pequeños chalets construidos entre los años 30 y 50. Muchos llevaban en su fachada un azulejo con el nombre elegido por sus propietarios: Villa Rosa, Villa Pepita, Villa Pilarica, Villa Asunción, Villa Marina, Villa Adriana, Villa Riquelme, Villa Hermanas Romero, Charlot, etc.
La presencia de varias familias de artistas circenses hizo que la zona fuera conocida como la "Ciudad de los Payasos", un barrio pintoresco que combinaba el encanto residencial con un ambiente popular y artístico.

Así, la Carretera de Torrent y sus villas representan un capítulo esencial en la historia de Mislata: el paso de un pueblo agrícola a un entorno urbano donde la burguesía, las familias locales y hasta artistas circenses dejaron su huella a través de huertos, chalets y villas que marcaron toda una época.
