
El Milagro de Mislata
Origen de la devoción a la Sangre de Cristo en Valéncia

En pleno corazón de Valéncia, junto al Ayuntamiento, se abre la calle de la Sangre. Allí se encontraba la desaparecida Iglesia de la Sangre, sede de la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, institución que durante siglos custodiaba una antigua noticia sobre el origen de esta devoción en tierras valencianas.
Según los archivos, todo comenzó en Mislata, hacia el año 1535.
El Prodigio en Mislata
-1535-
Por aquel tiempo, Jayme Romeu de Codinats, ciudadano de Valéncia y propietario de una alquería a la entrada de Mislata, había fallecido dejando un hijo del mismo nombre. En su heredad trabajaban un casero y, bajo sus órdenes, un criado francés llamado Pedro, encargado de las labores del campo.
Una mañana, el casero envió al criado con un par de bueyes para arar un campo cercano a la casa. Sin embargo, poco después lo vio regresar apresuradamente, con el rostro pálido y los animales inquietos.

Al preguntarle por qué volvía sin haber trabajado, Pedro respondió, asustado, que en el campo había escuchado tres veces una voz que le llamaba por su nombre: "Pedro, ¿me conoces?"
El joven, reconociendo la voz de su difunto amo, contestó: "Sí, la voz de mi amo es."
El casero no le creyó y le ordenó volver al trabajo. Pero al regresar al campo, la voz volvió a resonar con fuerza: "Pedro, vuelve a casa, que hoy no se trabaja. Hoy es el Día de la Sangre de Nuestro Señor, que se solemniza mucho en el Cielo."
El criado replicó que su amo no le creería, a lo que la voz añadió:
"Ve y dile que esta tarde Jayme Romeu vendrá a la alquería, y que esta noche haré una señal visible para que crean que lo que digo es verdad."
Efectivamente, aquella misma tarde, Jayme Romeu el hijo llegó inesperadamente a la alquería desde Valéncia. Al escuchar el relato del criado, mandó llamar al retor (párroco), al Justicia y a los Jurados del lugar para que acudieran a presenciar lo que ocurriría.
Ya entrada la noche, mientras todos estaban reunidos, fueron testigos de un prodigio extraordinario: los candeleros colocados sobre la mesa comenzaron a moverse por sí solos, cambiando de sitio y aumentando su luminosidad hasta que la estancia quedó bañada por una claridad tan intensa que parecía pleno día, aunque ya eran las diez de la noche.
Ante tal suceso, las autoridades civiles y religiosas allí presentes acordaron instituir para siempre la Fiesta de la Sangre de Cristo, y el propio Jayme Romeu prometió celebrarla anualmente con Misa Solemne y sermón. Desde entonces, según recogen los documentos, esta devoción se extendió por la ciudad y el Arzobispado de Valéncia, donde se estableció el rezo especial de la Sangre de Cristo, con Rito Doble Mayor y Solemnidad de Primera Clase.

El suceso, conocido desde entonces como el Milagro de Mislata, marcó el origen de la devoción a la Preciosísima Sangre de Cristo. Primero fue celebrada en la propia alquería, y pronto se difundió por Valéncia, dando lugar a la fundación de la Cofradía de la Sangre, encargada de custodiar y venerar esta nueva festividad.
Los documentos antiguos mencionan además lugares como el Fossar dels Moros, la Vila Nova o la parroquia de San Miguel, indicios que nos acercan a la Mislata de la época. También se sabe que, a finales del siglo XVI, la familia Codinats, seguía siendo propietaria de parte de las tierras de Mislata, en manos de Bernardo de Codinats, lo que confirma la continuidad del linaje mencionado en el prodigio.
Aunque los hechos puedan parecer propios de los libros de caballería, el relato está recogido en documentos antiguos relacionados con la Cofradía de la Sangre. Para los cronistas de la época, no había duda: aquel suceso ocurrido en una alquería de Mislata, en torno a 1535, fue el origen de la devoción a la Sangre de Cristo en la historia religiosa valenciana.

