
Fiestas de San Isidro Labrador
Cada mes de mayo, Mislata rinde homenaje al patrón de los agricultores, San Isidro Labrador, en unas fiestas sencillas pero profundamente arraigadas en la historia e identidad del municipio, recordando su pasado agrícola y su profunda vinculación con la huerta valenciana.
Organizadas por la Hermandad de Labradores "San Isidro" de Mislata, estas celebraciones cuentan con más de un siglo de antigüedad, lo que las convierte en una de las tradiciones más antiguas de la localidad.

Tradiciones y actos festivos
Durante el fin de semana de la festividad, las calles se llenan de música, pólvora y tradición. Los actos combinan el sentimiento religioso con el espíritu agrícola que durante siglos definió a Mislata. Entre ellos destacan las procesiones, misas y comidas populares.
La Nit d'Albaes:
Entre los actos más esperados destaca la Nit d'Albaes, en la que la música tradicional valenciana recorre las calles de Mislata para rendir homenaje a los miembros de la Hermandad y a los vecinos que colaboran en la fiesta. Las voces de los cantaores y los versos improvisados llenan la noche de emoción y autenticidad, reviviendo una de las expresiones más puras del folklore valenciano.
Traslado al Pou del Quint:

El momento más simbólico de las fiestas es el traslado de la imagen de San Isidro de la Iglesia de Ntra. Sra. de los Ángeles hasta el Pou del Quint, un enclave histórico situado en la huerta que aún sobrevive entre el casco urbano y el campo.
Allí se realizan demostraciones agrícolas, recordando las labores que durante siglos definieron la vida en Mislata. Tras los actos los asistentes disfrutan de una degustación de la tradicional paella valenciana.

Passejà y procesión:
Otro de los momentos más esperados es la Passejà de San Isidro Labrador, cuando la imagen del santo es llevada en carro por las calles de Mislata entre música, pólvora y alegría. El sonido de la banda y los cohetes acompañan el recorrido en un ambiente festivo que recuerda las antiguas fiestas de los labradores.
Las celebraciones culminan con la procesión solemne, en la que los vecinos y clavarios acompañan al santo por las calles del municipio hasta la vivienda donde será custodiado durante todo el año, hasta la llegada de la siguiente festividad.
Más que una fiesta
-Una memoria viva-
Las fiestas de San Isidro no son solo una tradición religiosa, sino también un reclamo por la protección de la huerta, un patrimonio agrícola que ha sobrevivido a través del tiempo y que forma parte esencial de la identidad local.
El Pou del Quint, las acequias históricas de Mislata y Favara y sus antiguos brazales son vestigios de un pasado en el que Mislata era sinónimo de tierra fértil y trabajo agrícola.
Celebrar a San Isidro es, en definitiva, rendir homenaje a esa memoria colectiva y recordar que, mucho antes de ser una pequeña ciudad moderna, Mislata fue un pueblo agrícola al oeste de la fértil e histórica Huerta de Valéncia.

