
La Batalla de Mislata de 1348
La cercanía de Mislata a Valéncia convirtió a la población en escenario de importantes episodios bélicos a lo largo de la historia. Uno de los más destacados fue la Batalla de Mislata, que tuvo lugar en diciembre de 1348.
En la contienda se enfrentaron las tropas de Pedro IV "El Ceremonioso", contra las fuerzas de la Unión Valenciana, un movimiento de ciudades y nobleza local que defendía sus privilegios frente al monarca.
El conflicto formaba parte de las Guerras de la Unión, que afectaron a varios territorios de la Corona de Aragón. En Valéncia la chispa que encendió la rebelión fue la decisión del rey de reconocer como heredera a su hija Constanza, pese a que la legislación vigente impedía a las mujeres reinar. La ciudad de Valéncia, apoyada por otros municipios y parte de la nobleza, se alzó en armas en mayo de 1347.
El llano y lugar de Mislata
-un lugar estratégico-

En aquella época, Mislata era un conjunto de alquerías y casas de labranza pertenecientes a la familia Boil, rodeada de huertas y acequias. Su ubicación junto al río Turia y a pocos kilómetros de Valéncia, la convirtió en un punto clave para controlar los accesos a la capital.
Las huertas mislateras ofrecían ventajas y obstáculos para ambos bandos. La red de acequias y canales dificultaba el avance de la caballería real, obligando a maniobrar con cuidado. Por eso, los unionistas cavaron trincheras y levantaron parapetos desde Quart hasta el cauce del río, defendiendo los arrabales de Valéncia.
El desarrollo de la batalla.
El primer choque se produjo de forma casi improvisada. Las tropas realistas, al mando de Miguel Pérez Zapata, sorprendieron a los soldados unionistas que vagaban por los campos corriendo inmediatamente a refugiarse. Arnaldo Berenguer Llansol, alférez de la Unión, tomó la bandera rebelde y salió a combatir, pero cayó ante su primo, Ramón de Riusech, caballero real. La bandera rodó por el suelo, marcando el inicio de un encarnizado combate.
La lucha se extendió por las huertas, convirtiendo el paisaje agrícola de Mislata en un campo de guerra. Los realistas aprovecharon un acueducto de riego abandonado para infiltrarse en las posiciones consideradas inexpugnables.
La caballería de Pedro IV entró en acción, provocando el pánico entre los unionistas, que huyeron hacia Valéncia dejando más de 1.500 muertos en el campo.

La caída de Valéncia y la represión.

Tras la derrota en el Llano de Mislata, la bandera de la Unión que ondeaba sobre la población fue arriada. Pedro IV entró victorioso en Valéncia el 10 de diciembre de 1348, aunque, pese a haber ordenado la destrucción de Valéncia, finalmente optó por perdonar a la ciudad ante la delicada situación política con Castilla.
No obstante, los líderes unionistas fueron ajusticiados con diferentes castigos. Algunos, como Joan Sala, fueron obligados a beber el metal fundido de la campana con la que se convocaban las reuniones unionistas. Otros fueron ejecutados públicamente.
Con esta victoria, el rey anuló los privilegios concedidos a la Unión consolidando así su autoridad. La Batalla de Mislata marcó el fin de la revuelta valenciana dentro de las Guerras de la Unión.
Aquel 9 de diciembre de 1348, la huerta mislatera se tiñó de sangre y cambió el rumbo de la ciudad de Valéncia. Hoy solo los documentos y la memoria histórica recuerdan que acequias, alquerías y campos de cultivo fueron testigos de uno de los episodios más dramáticos del medievo valenciano.
