
El Carrer dels Christians
Los primeros cristianos
La historia urbana de Mislata no siempre fue como la conocemos hoy. Durante siglos, la localidad estuvo dividida en dos núcleos claramente diferenciados: La Morería y la zona cristiana, conocida como el Lugar o Calle de los Cristianos, que terminaría de dar forma al actual casco histórico de Mislata. Este barrio se fue formando tras la conquista de Jaime I, creciendo poco a poco alrededor de la calle Mayor y la plaza de la Iglesia, hoy de la Constitución. Ambos barrios mantuvieron sus identidades propias hasta que, con la llegada de los Condes de Aranda, se unificaron administrativamente y conformaron la Baronía de Mislata y Morería.
El trazado urbano
-sus históricas calles y arquitectura-
El barrio cristiano se articulaba en torno a la Calle Mayor, eje principal y acceso a Valéncia. Desde ella partían varios ramales:
-La Calle Mayor propiamente dicha, que conducía hacia la ciudad de Valéncia.
-La conexión con la Morería, a través del Porche, un paso cubierto que unía ambos núcleos.
-La calle de los cristianos "de dalt", por la actual calle de los Ángeles o de la Pilota, que llevaba hacia los campos del Almacil.
-La calle de los cristianos "de avall", por la actual calle del Cristo de la Fe (antes José Pomer) que daba acceso al río y a las tierras de "Els Franchs" y "El Quint".
Aquel trazado medieval todavía puede intuirse en las calles estrechas y alineaciones de algunas antiguas viviendas que han sobrevivido al paso del tiempo.

Las primeras casas cristianas tenían un marcado carácter medieval:
-Muros de tapia y ladrillo: Durante algunos derribos de antiguas viviendas han aparecido fragmentos de ladrillos anchos reutilizados, algunos de ellos procedentes de la construcción de la Cruz Cubierta de Mislata en 1434.
-Portadas y arcos redondeados: Las fachadas reflejaban la estética de la época, con vanos pequeños y gruesos muros que ofrecían seguridad y aislamiento.
-Corral y dependencias: La mayoría de las casas incluían corrales, hornos, bodegas y, en ocasiones, una pequeña almazara o molino.

Entre aquellas robustas e imponentes edificaciones destacaba el "Caserón" o "la Casona", en la calle de los Ángeles, frente a la plaza del Mediodía. Se trataba de un gran edificio rectangular de piedra del siglo XV, que sirvió como casa-convento de la Orden de la Merced en Mislata. Contaba con amplios salones, corrales interiores y una antigua escalera que conducía a un sótano que llegó a albergar celdas de prisión y una bodega.
El Lugar de los Cristianos estuvo ligado a la Baronía de Mislata y Morería, pasando por manos de familias como los Boil, los Codinats o los Ximénez de Urrea, con privilegios que incluían la explotación de molinos, hornos y tabernas.
Además, la calle estaba marcada por la vida religiosa del pueblo pues la iglesia parroquial acabaría construyéndose en torno a la entonces Plaza Mayor (hoy de la Constitución) convirtiendo la zona en el epicentro espiritual de la población. También destacó la presencia de escudos heráldicos y pórticos nobiliarios en diferentes fachadas reflejando el poder de las familias influyentes y de las ordenes a las que pertenecían sobreviviendo hasta hoy el escudo en piedra de la Orden de la Merced, cuyo emblema preside la entrada a la plaza de la Constitución.

Con el paso de los siglos la calle fue evolucionando, muchas casas fueron reformadas o demolidas entre los siglos XVIII y XX, aunque muchas de ellas continuaron conservando elementos medievales como arcos y aljibes. La plaza de la Constitución se convirtió en centro neurálgico de la vida social y cultural de Mislata.
Hoy recorrer estas calles permite imaginar el pulso de la vida medieval y moderna de Mislata: carros cruzando la plaza, campanas repicando desde la iglesia y vecinos trabajando en talleres y tabernas o rumbo a las huertas del Almacil.
El horno de la calle Esteve
-el último horno moruno de Mislata-
Hasta hace poco tiempo, uno de los elementos más característicos del Lugar de los Cristianos eran sus hornos, piezas esenciales tanto para la vida cotidiana como para la economía local.
Uno de los más recordados fue el horno moruno, situado entre la subida a la calle Esteve y la bajada de la calle de los Pinos. Estaba situado junto a una vetusta casa que era propiedad de la "Tía Cordula", habitada en sus últimos años por María "la Mamelluda".

Esta antiquísima casa-cueva tenía en su interior, oculto tras un pequeño descenso de escalones, el horno moruno más antiguo que se conservaba en Mislata, citado incluso por Francisco Almela y Vives, cronista de Valéncia, en un discurso para la Academia de Bellas Artes de Valéncia en 1958.
La casa se situaba en un lugar estratégico, el Camino Real de Madrid, siendo una de las más antiguas de Mislata. Su estructura de casa-cueva, no solo sirvió como horno, sino que también se utilizaba como refugio para el ganado que cruzaba el pueblo a su paso hacia Valéncia.
Finalmente, durante la década de 1970, la construcción de un nuevo edificio provocó la desaparición del horno quedando solo su recuerdo, ligado a la memoria de las antiguas casas de la villa, cuyos restos y derribos siguen revelando poco a poco fragmentos de la história de Mislata.